La privatización de la educación superior en Chile: procesos de masificación y reproducción social

Los sistemas de educación terciaria conformados en cada país nunca son iguales entre sí. Sin embargo, poseen más de una característica que los vincula. La más destacable de ellas es, justamente, aquella que engloba a todas las demás: su constante transformación. Los estudios empíricos demuestran que la educación superior a nivel mundial ha transitado, al menos durante las últimas seis décadas, por importantes procesos de cambio. El más llamativo de ellos, sin duda, ha sido el proceso de ampliación o masificación. Pero éste no ha sido el único. Diferenciadamente, los sistemas de educación terciaria se han ido feminizando, diversificando, especializando o privatizando. De aquí que la educación superior del mundo globalizado ha ido convergiendo en lo que se podría llamar una educación terciaria global (Iglesias de Ussel, de Miguel y Trinidad, 2010).

El sistema de educación superior chileno no ha estado ajeno a dichos fenómeno. El año 2011 se cumplieron tres décadas desde la implantación de la reforma educacional que conformó el actual sistema y que propició los cambios estructurales que han dado lugar a su modernización y ampliación. La tendencia parece seguir el camino de la convergencia global. No obstante, el mismo año 2011, Chile fue escenario de uno de los movimientos estudiantiles de mayor alcance de los que se tiene recuerdo en el país, y donde la educación superior ocupó un lugar fundamental respecto de las demandas levantadas. Y es que parece ser que tras el incremento sostenido de la matrícula en educación terciaria y la innegable modernización del sistema, se esconden procesos complejos, muchas veces contradictorios entre sí.

Ante el escenario descrito, este artículo tiene por objetivo dar a conocer las principales transformaciones y la evolución del sistema de educación superior chileno durante las últimas tres décadas, poniendo énfasis en tres procesos relevantes: la masificación, la privatización y los procesos de reproducción social que el sistema comporta. El propósito es develar los ejes dominantes en la modernización de la educación terciaria en Chile y las contradicciones o problemáticas que ésta alberga. La hipótesis es que el sistema de educación superior chileno, al alero del proceso de privatización, presenta cambios radicales en las últimas tres décadas, transformaciones que lo han convertido en un sistema masificado, segmentado y privatizado.

En primer lugar, se presentan las consideraciones teóricas (2) pertinentes que sustentan los análisis y conclusiones propuestos por la investigación. Luego se señala el método (3) utilizado para obtener los principales resultados (4), los cuales llevan a las conclusiones y discusión final (5) respecto del problema en cuestión.

La privatización de la educación superior en Chile: procesos de masificación y reproducción social (Resumen)

El presente artículo tiene por objetivo describir las características y transformaciones del sistema de educación superior chileno en las últimas tres décadas, poniendo énfasis en tres procesos relevantes: la privatización, la masificación y los procesos de reproducción social que el sistema comporta. La hipótesis general señala que el sistema de educación terciaria chileno presenta cambios radicales a partir de la reforma del año 1981, transformaciones que lo han convertido en un sistema altamente privatizado, masificado y segmentado socialmente. El método de investigación utilizado se sostuvo en la recolección de datos secundarios de carácter cuantitativo, los cuales fueron extraídos de diversas fuentes. Los resultados del análisis indican que el sistema, por un lado, se ha masificado, diversificado y feminizado, a la vez que ha alcanzado uno de los niveles de privatización más altos del mundo. Asimismo, el sistema comporta claros mecanismos de segmentación y reproducción social, los cuales cristalizan en la sociedad chilena.

Impacto de la ayuda financiera en la matrícula técnica y universitaria

Incrementar la matrícula en la educación superior constituye un objetivo central de la política pública en Chile. Las becas y créditos administradas por el Ministerio de Educación (MINEDUC) son las herramientas más importantes para el cumplimiento de este fin. En este sistema los estudiantes de los quintiles más bajos son elegibles para esta ayuda financiera que cubre en torno a un 85% del arancel promedio de referencia, con lo que se espera lograr un incremento en la matrícula en universidades e institutos técnicos. Aunque se ha discutido respecto de la existencia o no de restricciones de ingreso y crédito para la educación superior en las familias más pobres (Baumgartner y Steiner, 2006; Carneiro y Heckman, 2002), es necesario atender el rol que ha cumplido el gobierno en facilitar el acceso a la ayuda financiera, evaluando el efecto de estas políticas en la tasa de matrícula.

Los niveles de acceso a la educación superior en Chile han ido en aumento, pero este incremento no es homogéneo según nivel socioeconómico. Aunque el primer quintil de ingreso subió de una matrícula en la educación superior de un 4,6% en 1990, a un 17,3% en 2006 y a un 27% en 2011, el primer quintil subió de un 39,7%, a un 80% y a un 84,5% en el mismo periodo. Asimismo, los estudiantes de mayores ingresos asisten a mejores universidades y a carreras con mayores retornos futuros, mientras los de bajos ingresos tienden a seguir carreras universitarias de menor nivel o estudios técnicos.

A diferencia de Estados Unidos, Europa, Australia y otros países, el impacto de las becas gubernamentales no ha sido explorado de modo sistemático. Este trabajo evalúa el impacto de la ayuda financiera en la matrícula de educación superior para la cohorte 2008-2009 de egresados de educación media y de matriculados en educación superior. Combinando una mirada académica con un enfoque de políticas públicas, el enfoque específico estará puesto en aquellos estudiantes que se graduaron de enseñanza media en el tiempo esperado.

En Chile, desde la reforma de 1981, el mercado ha sido el principal mecanismo de orientación del sistema educativo en el país. Durante estos últimos años se han incrementado sistemáticamente los colegios sujetos al sistema de vouchers, universidades e institutos técnicos privados. Aunque ha habido un aumento importante en la cobertura, subsisten una serie de críticas respecto a la calidad y la equidad educativa generada.

Impacto de la ayuda financiera en la matrícula técnica y universitaria (Resumen)

Este trabajo buscó evaluar el impacto de la ayuda financiera del gobierno chileno en la matrícula de la educación superior técnica y universitaria, resolviendo parte del proceso endógeno en la postulación a los beneficios. Mediante variables instrumentales, se encontró que la ayuda financiera incrementa la probabilidad de que los estudiantes asistan a la universidad en más de 30% y en más de un 10% para la educación técnica. No obstante, ser seleccionado para la ayuda financiera universitaria disminuye la probabilidad de matrícula técnica, aunque la sola ayuda financiera para estudios técnicos sí aumenta tal probabilidad, lo que puede entenderse como un efecto sustitución.

Deserción universitaria, una aproximación sociológica al proceso de toma de decisiones de los estudiantes

El aumento de la matrícula de la educación superior se puede catalogar como exponencial y sostenida en el tiempo desde 1990, siendo la modalidad universitaria la de mayor expansión; concretamente el número total de estudiantes (Ues/IP/CFT) aumentó desde la década de 1980 de 117.000 a la década de 1990 a 245.000; y posteriormente en 2007 la cifra aproximada correspondía a 678.000 jóvenes (OCDE- Banco Mundial, 2009). En términos relativos, este fenómeno se cuantifica en un incremento de la tasa bruta de matrícula (jóvenes entre 18-24 años) en 29,3% en el período 1990-2009 (Orellana, 2011). Para el año 2009 la matrícula total del nivel ascendió a 835.247 estudiantes (Rolando et al., 2010), es decir, dentro del período de 1980 a 2009 ha existido un incremento absoluto de 718.000 jóvenes aproximadamente. Para el caso de las universidades tradicionales (CRUCH) y privadas sin aporte fiscal directo (Post-1981) este incremento resulta diferenciado socialmente, es decir, las primeras absorben 53% de los alumnos provenientes de los quintiles de ingreso autónomo IV y V (familias de mayores recursos) en comparación con el 70% de participación de dichos quintiles en las segundas (OCDE-Banco Mundial, 2009); situación opuesta ocurre para el caso de los estudiantes pertenecientes a las familias de menores recursos (quintiles I y II) ya que corresponden al 27% del total de la matrícula de las instituciones agrupadas en el CRUCH y solamente el 16% del estudiantado de las universidades privadas Post-19812.

Asociado a lo anterior, el fenómeno de deserción/retención de estudiantes en el nivel universitario ha cobrado gran relevancia social e institucional en el contexto de transición del modelo de universidad de elite a universidad de masas, corres- pondiendo una parte de los nuevos actores (7 de cada 10) a la primera generación de sus familias en acceder a la educación superior (Armanet, 2005; Meneses et al., 2010), lo cual se expresa en tasas brutas de retención cercanas al 50% del contingente original de estudiantes de la cohorte de ingreso vía PSU en las etapas terminales de formación en carreras de pregrado (CNED, 2010); específicamen- te, para la cohorte 2004 al sexto año la tasa de retención corresponde al 56% del estudiantado y para la cohorte 2005 al quinto año el 57%; es decir, al invertir los valores de la retención podemos establecer que la tasa bruta de deserción para el año 2004 (sexto año) corresponde al 44% del total de estudiantes, dicho de otra forma, aproximadamente 5 de cada 10 estudiantes universitarios no completa con éxito su proceso formativo (obtención de credencial educativa).

Ahora bien, sobre los factores que inciden o explican la generación del fenómeno de la deserción a nivel nacional los principales estudios empíricos (Canales & De los Ríos, 2007; Centro de Microdatos, 2008; González, 2005) señalan tres ejes fundamentales: falta de claridad vocacional, problemas de rendimiento académico y situación económica deficitaria; siendo su acercamiento metodológico de carácter descriptivo, es decir, enumera una serie de dimensiones de las citadas variables. Por lo anterior, los enfoques teóricos aludidos en dichos trabajos sirven para discriminar las variables, mostrando una marcada influencia de la ASHE3, teniendo como máximo exponente al Modelo de Integración de Vincent Tinto (Tinto, 1975, 1987, 1997) el cual explica las decisiones de los estudiantes de permanecer de sus estudios superiores poniendo énfasis en el proceso de integración social e intelectual a las instituciones, entonces, aquellos que logran dicha condición potencialmente tienen mayores posibilidades de continuar y concluir con éxito sus carreras; para este autor la deserción es causada por la interacción de elementos individuales, sociales e institucionales. Dentro de los sociales se destacan los antecedentes familiares (ocupación y nivel educativo de los padres), la valoración y expectativas de los jóvenes y el compromiso con una meta de estudios y con futuros objetivos (Canales & De los Ríos, 2007); en consecuencia este modelo tiene implícitos elementos psicológicos, económicos, sociológicos, organizacionales e interaccionales (Braxton et al., 1997), que a nivel nacional un artículo de la revista Calidad en la Educación (CNED) catapultó como escuela a seguir (Himmel, 2002)4.

Desertar en el nivel universitario significa el fracaso en completar un determina- do curso de acción o alcanzar una meta deseada, en pos de la cual el sujeto ingresó a una particular institución de educación superior; en tal sentido, la deserción no sólo depende de las intenciones individuales (agente a priori), sino también de los procesos sociales e intelectuales a través de los cuales las personas elaboran (en sentido psicológico) metas deseadas en una cierta universidad (interacción) (Tinto, 1989), existiendo a lo menos dos períodos críticos de deserción en la trayectoria estudiantil: el proceso de admisión (i), más concretamente cuando el alumno debe elegir titulación y existe información que genera expectativas en los estudiantes, ahora bien, el desajuste temprano entre las expectativas y la realidad dentro de la universidad puede generan una deserción temprana; y la transición enseñanza media / universidad (ii), relacionado con el ajuste a la cultura universitaria principalmente durante el primer semestre, seis semanas iniciales.

Deserción universitaria, una aproximación sociológica al proceso de toma de decisiones de los estudiantes (Resumen)

¿Cómo explicar el fenómeno de la deserción de estudiantes universitarios? Este trabajo se orienta a divulgar una propuesta de modelo explicativo que aborda dicha temática desde el proceso de toma de decisiones educativas de los jóvenes bajo la estructura conceptual de la sociología de la educación, concretamente a través del programa de investigación analítico de la “decisión escolar en función de la posición social”, propuesto por el sociólogo francés Raymond Boudon (1983), que conceptualiza las decisiones educativas de los estudiantes y sus familias en función de expectativas instrumentales relacionadas con mantener la posición en la estructura social –educación como estrategia defensiva–, que incorpora las creencias sobre las habilidades académicas, beneficios económicos y sociales futuros asociados a las credenciales educativas, y la percepción de las limitaciones a la estructura de oportunidades propias al origen social; integrando además las precisiones y reformulaciones teóricas de Richard Breen y John Goldthorpe (1997) sobre los umbrales educativos mínimos por clase social; y con la conceptualización de preferencias instrumentales e intrínsecas en relación a la educación de los agentes desarrollada por Diego Gambetta (1987).

Trayectorias sociales de sujetos rurales que por primera generación acceden a la educación superior universitaria en la Región del Maule, Chile

En los últimos 20 años las grandes trasformaciones que ha experimentado la sociedad chilena han modificado las estrategias habituales de movilidad social. El nivel educativo se ha convertido en el mecanismo más importante para la asignación de posiciones en la estructura social. Resulta interesante observar cómo opera este fenómeno en las nuevas generaciones desde una propuesta alternativa a los enfoques sociológicos predominantes.

Se opta en este estudio por el enfoque de las trayectorias sociales de Pierre Bourdieu (Bourdieu y Passeron, 1995; Bourdieu, 1998), éste parte por el origen social del individuo, para luego recorrer el conjunto de acciones que desarrolla a lo largo de su vida. En este trayecto se articulan las condiciones materiales de existencia –plano objetivo– con las disposiciones interiorizadas de los agentes –plano subjetivo–; en consecuencia, la posición social que logra el sujeto no sólo da cuenta de los aspectos individuales, sino también de la trayectoria seguida por su familia de origen.

En este contexto, este artículo busca mostrar el papel que juega la educación universitaria en estos recorridos, específicamente en jóvenes rurales que por prime- ra generación acceden a la universidad en la Región del Maule. Si bien en nuestro país existen diversas investigaciones sobre los agentes que participan en la educación superior, estás ubican al fenómeno en poblaciones urbanas, dejando de lado a los sectores rurales, situación inédita y escasamente documentada que desconoce las consecuencias sociales, económicas y culturales de estos nuevos profesionales.

La intensa difusión de la universidad abierta y democrática que permite incorporar a casi la totalidad de los grupos y clases sociales, en buena medida refleja la aspiración de muchas familias que creen que, a través de las credenciales obtenidas por sus hijos, éstos tendrán cierta garantía de aumentar ingresos a lo largo de vida laboral. Esta promesa es particularmente fuerte en aquellos hogares en que uno de sus integrantes es el primero en acceder a la educación superior. En tales casos, ese logro adopta el carácter de mecanismo privilegiado de movilidad social (PNUD, 2005).

En Chile el sistema universitario se muestra como parte de un proceso democratizador en lo que a materia de acceso se refiere, sin embargo no es más que una democratización segregativa (Merle, 2000)2, que esconde las jerarquías y procesos de distribución desigual de los recursos sociales, aumentando la disparidad entre los diversos grupos sociales, tanto en matrícula como en la elección de la carrera.

Si bien el proceso de masificación del sistema universitario está avalado desde las políticas públicas como estrategia de igualación de oportunidades y aumento del capital humano, este discurso esconde la desigual distribución de recursos genera- do por el origen social y los bajos capitales de los postulantes. La heterogeneidad de perfiles en el estudiantado induce adecuaciones sistémicas, generando un circuito diferenciado de instituciones en función de criterios de ingreso3, calidad, costos, etc., estructurando un mercado de educación superior altamente estratificado que refleja el nivel de desigualdad de las sociedad chilena.

Adicionalmente la dinámica del modelo educacional chileno, comandado por las fuerzas del mercado, ha generado nuevas tendencias, una de ellas es la apertura de un nicho de mercado en regiones expandiendo sus actividades para ganar acceso a más alumnos y recursos. Este modelo agudiza aún más las diferencias, debido a que las oportunidades no son iguales en cada zona geográfica y, a pesar de los esfuerzos por descentralizar, las universidades de mayor prestigio siguen concentrándose –Santiago, Valparaíso, Concepción– en las áreas metropolitanas del país.

Para el caso de la Región del Maule se agrega una heterogénea estructura de oportunidades entre los territorios urbanos y rurales. En estos últimos las evidencias indican una mayor concentración de población en situación de exclusión social; con una escasa oferta escolar de calidad y un bajo desarrollo de capital huma- no. La región se ubica entre las tres con menores ingresos y entre las cinco regiones con puntaje promedio PSU4 más bajos del país (OCDE, 2009). Las oportunidades educativas para la población rural son restringidas dado que no son atractivas para los sostenedores privados, limitando su oferta a dependencias municipales. Estos datos resultan particularmente interesantes al contrastarlos con el estudio de Rodríguez (2012) quien advierte que en la Prueba de Selección Universitaria 2010, entre los colegios Top-605, no existe ningún colegio municipal o particular subvencionado de regiones.

Aun cuando los indicadores no son alentadores, la región se presenta atractiva para el mercado privado universitario; en los últimos 10 años éste incrementó un 50% la oferta (CNDE, 2011). Aunque aumentaron las posibilidades de acceso, existen barreras de selección que implican al menos dos momentos: el primero de tipo académico, amparado en la meritocracia impuesta por los exámenes de selección; y un segundo de orden económico, que supone los costos de acceso y tránsito por el sistema universitario. Lo que se evidencia para ambos casos son los orígenes sociales y escolares de los estudiantes. Cabe preguntarse por las oportunidades que tienen los jóvenes rurales para acceder al sistema, y si esto ocurre, qué factores operan en la elección de la carrera y del centro educativo en que estudiarán.

A los determinantes estructurales, se suman las expectativas educativas que están a la base del origen social, “en la medida que las aspiraciones educacionales son un importante factor para explicar los logros educativos, las diferencias en las aspira- ciones de los diversos grupos sociales tienden a reproducir las desigualdades en los logros educacionales y las desigualdades sociales” (Torche & Wormand, 2004: 30). Por otra parte, en el proceso de toma de decisión de los padres respecto la educa- ción de sus hijos, Elacqua & Fábrega (2004) constatan que la calidad no es el factor principal para seleccionar el establecimiento educacional. En primer lugar, existen razones prácticas en la toma de la decisión, como la cercanía del establecimiento; en segundo lugar, inciden las redes sociales que poseen los padres para informarse, las que aparecen segmentadas por nivel socioeconómico. La mayor dotación inicial de información tiende a ubicarse en aquellas familias con mayor capital social, operando aquí el efecto Mateo6. La posibilidad de acceder a centros educativos de calidad es más difícil para aquellas familias ubicadas en los espacios intermedios y bajos. Quienes logran acceder al sistema universitario lo hacen, en general, en carreras con escasas posibilidades ocupacionales o con títulos devaluados.

En consecuencia el origen social determinaría las probabilidades de escolarización, los modos de vida, y los estilos de trabajo de cada estudiante, situaciones que a la postre conceden atributos y contingencias requeridos para la movilidad social y el éxito laboral (Bourdieu & Passeron, 1995: 36). En esencia la educación superior, aunque se legitima como espacio de cualificación y ascenso social para todos los agentes independientemente de su trayectoria de vida y de sus orígenes sociales, es una instancia más que reproduce los ciclos de la pobreza (Connell, 1999: 39).

Trayectorias sociales de sujetos rurales que por primera generación acceden a la educación superior universitaria en la Región del Maule, Chile (Resumen)

Este artículo busca ilustrar la trayectoria social de jóvenes rurales que por primera generación acce- den a la universidad en la Región del Maule. En una sociedad en que el nivel educativo se ha con- vertido en el mecanismo más importante para la asignación de posiciones, parece necesario abrir la reflexión respecto a las condiciones de producción y distribución del saber/poder en un orden social económicamente pujante y socialmente excluyente. A través de relatos biográficos se reconstruye la trayectoria social de profesionales egresados de universidades públicas y privadas de la región. El punto de partida es el origen social –capitales heredados– para luego describir los recorridos –deter- minantes estructurales y agencia– que afectan los procesos de movilidad social. Es posible constatar que los territorios rurales de la Región del Maule poseen una diversa distribución de los bienes y activos, con una desigual localización de mercados e instituciones. El lugar donde se habita afecta el portafolio de oportunidades que disponen los individuos, posibilitando u obstruyendo el acceso a servicios de calidad. Para un joven de origen pobre, la educación superior actuaría como estrategia de reconversión, permitiendo el desplazamiento y romper con la trayectoria del colectivo. En cambio, para las clases medias-bajas y medias, la educación superior representa un mecanismo de reproducción, pues, si bien los jóvenes tienen mejor calidad de vida que sus padres, eso no implica una mejor posición en la estructura social.