La composición social de la matrícula en la Universidad de Chile y la ideología del mérito en la (re)producción de la desigualdad

En el contexto de las discusiones en torno a la comprensión de la educación como un derecho, el tema del acceso a la educación superior se ha vuelto uno de los problemas fundamentales a resolver, especialmente cuando el conocimiento (y su expresión en títulos académicos) es cada vez más una herramienta decisiva en el desarrollo y la estratificación de las sociedades modernas. En Chile, si bien el pro- ceso de masificación de la educación superior de pregrado en tanto que hito sin precedentes es evidente (CNAP, 2007; Riesco, 2011), aparece asociada a éste un alto nivel de desigualdad social. En efecto, se constata que, a medida que aumenta el quintil de ingreso, más probabilidades hay de acceder a la educación superior, y lo inverso sucede a medida que este disminuye (Kremerman, 2007; OCDE, 2009; Ruiz y Boccardo, 2011). Lo mismo se observa al comparar la distribución de escolares según tipo de colegio –donde quienes están en particulares pagados son los menos– con la proveniencia educacional de los alumnos de pregrado –donde quienes vienen de particulares pagados son los más (Manzi, 2006).

Esta segmentación en el acceso a la educación superior es catalizada fundamen- talmente por la Prueba de Selección Universitaria (PSU) en tanto sistema de selección que opera en función de las características socioeconómicas de los postulantes: “las posibilidades de obtener puntajes superiores a una unidad de desviación están- dar son cuatro veces mayores en hijos de padres con educación universitaria que en hijos de padres con formación primaria”5 (Manzi, 2006: 191). De la mano con esto, las exigencias económicas que acompañan la matrícula, en caso de que ésta se lograra, como son pagar los aranceles de las universidades e incluso el acceder a programas de preparación (preuniversitarios), constituyen importantes barreras. Además de la desigualdad en cuanto a acceso/no acceso que esto genera, se observa una diferenciación dentro del mismo sistema universitario en instituciones de alta selectividad o “burbujas”, donde están accediendo los estudiantes de más altos recursos económicos y culturales y, por otro lado, instituciones “de masas”, donde ingresan sobre todo estudiantes de los sectores socioeconómicos medios y bajos (Brunner, 2007). En este marco, nuestra hipótesis es que la Universidad de Chile se perfilaría, a partir de sus características, como una institución burbuja.

El principal sustrato ideológico en que se asienta y normaliza esta desigualdad es el discurso del mérito. En alusión al principio de la igualdad de oportunidades, la meritocracia refiere a un orden social basado en los méritos individuales y, por lo tanto, a un orden en el que las desigualdades se justifican como producto de los diferenciales de talento –una mezcla entre la capacidad inherente de los sujetos y su estimulación (Davis & Moore, 1972); y de esfuerzo –una disposición voluntaria de ánimo para conseguir algo incluso en condiciones adversas (Hayek, 1982). El mérito se plantea entonces como el motor de la sociedad moderna pues anula la existencia de barreras “a priori” o adscritas, dando pie a la existencia de una estructura social permeable y con alta movilidad social; esto es, una sociedad en la que los individuos, en tanto que libres, puedan alcanzar cualquier posición en ella con una relativa independencia de su origen social (Parsons, 1971).

En este artículo, entendemos que este discurso se constituye ideológicamente en tanto que se trata de un conjunto de ideas interconectadas que atraviesa exitosamente las prácticas socioculturales de los individuos de modo tal que ellos se orientan en base a ella (Gramsci, 1963): la legitimidad de la meritocracia como discurso no sólo se verifica en que “los ganadores” se sientan merecedores de su posición, sino también –y por sobre todo– en que “los perdedores” lo hagan (Bourdieu, 2004). Esta legitimidad, entonces, se constituye de la mano con una subestimación del peso de las condiciones estructurales y materiales que propician las desigualdades, como son el acceso a distintos capitales o bienes y servicios. Es decir, se desconoce que “hasta la disposición al esfuerzo no deja de ser un rasgo influido por las habilidades naturales, las destrezas y oportunidades recibidas por el individuo. En este sentido pues también la disposición al esfuerzo se halla ampliamente condicionada por las loterías natural y social” (García Cívico, 2004: 45). En el contexto del acceso a la educación superior interesa indagar en la legitimidad que cobra este discurso a la hora de explicar los logros educacionales, particularmente aquellos que han sido cruciales en dicho acceso.

Los hallazgos que a continuación se presentan forman parte de un estudio de caso de la Universidad de Chile que busca atender a la pregunta: ¿cómo operan los discursos de los estudiantes que permiten la (re)producción de desigualdad social al interior de las distintas facultades de la Universidad de Chile? En función de esto, se analizó la composición socioeconómica de sus estudiantes y la valoración que éstos le atribuyen a la meritocracia como principio estratificador en el acceso, teniendo como hipótesis la existencia de una relación entre uno y otro elemento.

Los hallazgos que a continuación se presentan forman parte de un estudio de caso de la Universidad de Chile que busca atender a la pregunta: ¿cómo operan los discursos de los estudiantes que permiten la (re)producción de desigualdad social al interior de las distintas facultades de la Universidad de Chile? En función de esto, se analizó la composición socioeconómica de sus estudiantes y la valoración que éstos le atribuyen a la meritocracia como principio estratificador en el acceso, teniendo como hipótesis la existencia de una relación entre uno y otro elemento.

Los datos se produjeron entre abril y mayo del 2011 a través de la aplicación de una encuesta a una muestra representativa de los estudiantes de la Universidad de Chile, con alcance en todas las facultades de esta casa de estudios.

Hubo, de todas formas, carreras que fueron obligatoriamente consideradas y que también considerarían una ponderación diferente, que son aquellas que tienen sobre 1.000 estudiantes (sobre el 4% de la matrícula total de pregrado de la Universidad), así como otras que son también de un tamaño considerable y que eran posibles de no ser escogidas a partir de la selección aleatoria interna en las facultades. En cada facultad se determinó un tamaño de muestra interna, lo que se relacionó con el tamaño de la muestra total: a nivel de Universidad se planearon 1.200 casos equivalentes al 4,74% de la matrícula de pregrado, por lo que dentro de cada facultad se procuró mantener esta proporcionalidad.

Una vez obtenido ese n-facultad, se calculó el número de cursos que era necesario encuestar para lograr los casos suficientes por unidad académica. Se determinó que la mayor cantidad de casos posibles de encuestar al interior de un curso es de 9. Esto, considerando disminuir el número de cursos para abaratar costos, al tiempo que no fuera una cantidad de alumnos tan grande como para perturbar demasiado la clase. Contando con el número de cursos, se seleccionaron las carreras al interior de las facultades, tal que como máximo se encuestaron 4 cursos por carrera (de distintas generaciones, encuestando a lo menos 2 carreras por facultad).

La composición social de la matrícula en la Universidad de Chile y la ideología del mérito en la (re)producción de la desigualdad (Resumen)

Se exponen los principales hallazgos y reflexiones generados a partir de una investigación cuantitativa sobre la composición social de la matrícula de la Universidad de Chile y los discursos con que los estudiantes explican su acceso a dicha institución. En ese sentido, se desarrollan dos ideas principales. Por un lado, la Universidad de Chile presenta una matrícula altamente homogénea en cuanto a las condiciones socioeconómicas de los estudiantes, siendo posible construir un “estudiante tipo” cuyas características hacen referencia principalmente a la posesión privilegiada de capitales culturales y económicos de origen. Por otro lado, observamos que los estudiantes tienden a explicar los logros educacionales, a nivel social, en función de un discurso centrado en el esfuerzo y talento de los individuos, lo que es concordante con una ideología meritocrática. Mientras que se refieren a sus propios logros educacionales como dependientes de características socioeconómicas, lo que es levemente más marcado entre los estudiantes que poseen mayores capitales culturales y económicos de origen.

Caracterización de los jóvenes usuarios de la educación de adultos en la Región de Valparaíso, Chile

La educación de adultos se ha transformado en las últimas décadas, en gran medida, debido a la reforma curricular que ha sido objeto. Pero también se han producido drásticos cambios en la edad de sus usuarios. Hoy los adultos que tratan de completar sus estudios para mejorar su situación laboral, como era antes, constituyen una minoría. La mayoría de quienes estudian en educación de adultos son jóvenes adolescentes que, por su edad, deberían estar en la educación regular, pero que han desertado de ella por razones diversas. La complejidad de esta realidad aumenta aún más debido a que esta modalidad educativa es una de las vías más usadas de continuación de estudios de los jóvenes infractores de ley, pues según la Ley de Responsabilidad Penal Juvenil la incorporación y permanencia en el sistema educacional es considerada como resguardo de los derechos del joven y el logro de su rehabilitación y reinserción social. Sin embargo, la motivación con que estos jóvenes enfrentan el proceso educativo no ha sido estudiada.

La demandas especiales que los jóvenes le están planteando al sistema de educación de adultos lleva a formularse una serie de interrogantes relativas no sólo a las características de los educandos, sino también respecto a la preparación que tienen los docentes para atenderlos. Estas interrogantes surgen de observar que en nuestro país ningún plantel de educación superior tiene formación en educación de adultos a nivel de pregrado, por lo que resulta legítimo preguntarse si poseen los recursos didácticos y psicológicos para atender, por ejemplo, a jóvenes con experiencias de vida complejas, con familias desarticuladas e incluso aquellos que pese a su corta edad ya tienen problemas con la justicia.

El presente artículo se propone caracterizar a los jóvenes en algunos aspectos sociodemográficos relevantes y, luego, analizar las razones que ellos identifican como las causas que los llevaron a abandonar la educación regular y haber retomado sus estudios en la educación de adultos.

Caracterización de los jóvenes usuarios de la educación de adultos en la Región de Valparaíso, Chile (Resumen)

En Chile la educación de adultos se ha venido transformado drásticamente en las últimas décadas, tanto por la reforma de su currículum como por la composición etárea de sus estudiantes. En la actualidad, la población usuaria de esta modalidad educativa ya no son trabajadores adultos que buscan completar sus estudios, sino que mayoritariamente son jóvenes adolescentes que podrían estar en la educación regular, de la que han desertado. La situación se hace aun más compleja debido a que esta modalidad es una de las opciones de continuación de estudio para los jóvenes infractores de ley. Estas complejas realidades han sido muy poco estudiadas, no sólo en la Región de Valparaíso, sino en todo el país. El artículo presenta resultados de una investigación empírica, de enfoque cuantitativo, realizada entre 2010 y 2011, tendiente a caracterizar a jóvenes, usuarios de la modalidad de educación de adultos, entre 14 y 18 años en la Región de Valparaíso. Los jóvenes son mayoritariamente solteros, viven con sus padres y con frecuencia tienen hijos. Ellos han abandonado la educación regular más que nada por tener problemas con los profesores y por no entender sus ex- plicaciones. Han elegido la educación de adultos más que nada por las diferencias que ésta presenta comparada con la educación regular.